jueves 02 de mayo de 2024 - Edición Nº1975

Actualidad | 15 abr 2024

Internacional

Análisis del conflicto entre Irán e Israel en Medio Oriente: por Juan Carlos Neves, magister en Relaciones Internacionales

Estamos viviendo una nueva situación de crisis en el Medio Oriente que se suma a la invasión israelí a la franja de Gaza, la que se desarrolla en el marco de las acciones punitivas contra el grupo terrorista Hamas.


El análisis ordenado de una situación de crisis como la que se ha precipitado requiere de un cierto marco conceptual. Toda crisis, más allá de los antecedentes históricos y políticos del conflicto preexistente entre los protagonistas, se inicia cuando una de las partes involucradas rompe el “status quo” o sea el estado de equilibrio existente que  puede ser precario o estable.

La ruptura del “status quo” se produce a través de un acto deliberado que se denomina “el desafío” que, si tiene características violentas, inicia la fase armada de la crisis. La contraparte que recibe el desafío puede optar por no reaccionar pero, si lo hace, el nivel de su reacción que se denomina “la retaliación” determina si la crisis escala, desescala o si se estabiliza en un nuevo “status quo”.

La escalada de la crisis se alimenta de nuevos actos de retaliación y puede desembocar en un conflicto militar abierto.

En el inestable escenario de equilibrio en la relación entre Israel e Irán podemos evaluar que “el desafío” fue el ataque llevado a cabo sobre el consulado Iraní en Siria que produjo bajas entre autoridades Iraníes. Este hecho objetivo nos lleva a preguntarnos: ¿Por qué Israel, que ya tiene un frente abierto en la Franja de Gaza, inicia una nueva crisis con un enemigo fuerte que hasta ese momento no participaba en forma directa en el conflicto? Es natural suponer que la dirigencia israelí, que conoce muy bien los juegos de crisis, deseaba provocar una retaliación por parte de Irán que por su magnitud fuerce a los EUA a involucrarse en el conflicto o, al menos, a manifestar un apoyo directo y claro en su favor. También pudo ser una dura advertencia a Irán de que no soportarán que apoye impunemente a los grupos del grupo terrorista Hezbolla que hostigan permanentemente a Israel desde territorio sirio.

Los iraníes son conscientes de que no pueden ignorar el desafío por razones de prestigio, presiones internas y su situación de protagonista en el juego geopolítico de Medio Oriente, pero evidentemente no quieren escalar a un nivel que los lleve a una guerra abierta o a forzar la participación de Estados Unidos, a quien no está en este momento preparado para enfrentar. Por ello, anuncian que no dejarán pasar el desafío pero ejecutan una acción de poca envergadura con lanzamiento de drones y misiles de relativamente fácil interceptación, lo que le permite anunciar que ha cumplido con su retaliación por no haber dejado pasar el ataque israelí, mientras que Israel puede presumir de que la eficacia de sus defensas constituyen una acción militar exitosa.

En este punto interviene un tercer protagonista de peso que son los Estados Unidos. Podemos suponer que la potencia no tiene interés en este momento en involucrarse en una guerra abierta con Irán y sus aliados y menos en medio de una campaña política presidencial. Ello llevaría a que los EUA intercedan para que Israel no escale con un nuevo acto de retaliación y eleva la probabilidad de que la crisis entre Israel e Irán se estabilice en un nuevo equilibrio precario hasta que las necesidades políticas de las partes lleven a alguno de ellos a promover un nuevo desafío.

Por cierto, esta situación es sumamente riesgosa, ya que un movimiento mal calculado y, sobre todo, un movimiento mal percibido, puede llevar a una escalada violenta sin atenuantes pero aun no parece que los objetivos de los protagonistas empujen a ese extremo.

Ningún país soberano e independiente debería alinearse con otro país pues eso significa priorizar los intereses del otro país por sobre los propios. En el caso específico de Israel, con quién no compartimos intereses geopolíticos y que está envuelto en conflictos bélicos ajenos a nuestra realidad, un alineamiento es simplemente absurdo.

Por Juan Carlos Neves (Magister en Relaciones Internacionales)

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